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ENTRAR AL SEMINARIO ES UNA OPCIÓN IMPORTANTE, PERO NO ES LA DEFINITIVA.
Es un proceso de discernimiento. La vocación es como si voy a comprar un traje. Si no está hecho a medida, igual me tienen que coger el pantalón o las mangas, pero, claro, si el traje me tira por todos los sitios…
A lo largo de estos años, a través de los estudios, del plan de formación, de la práctica pastoral, uno va probando si con este traje está cómodo. Si no estás cómodo, tu sitio en la Iglesia es otro. Dios no llama a nadie para hacerle perder la vida ni hacerle sufrir, sino todo lo contrario.
Actualmente en el seminario de Bilbao nos formamos 1 diacono, 6 seminaristas, 2 más en propedéutico y 3 jóvenes en discernimiento vocacional repartidos entre las diversas fases y periodos de nuestra formación. En la casa vivimos 3 seminaristas con el rector y un formador, Miguel Vera.
El resto de los miembros de nuestra familia del seminario desarrollan su vida en la parroquia en la que se les ha destinado, y nos reunimos todos el jueves donde convivimos y compartimos las vivencias de la semana.
En nuestra formación somos ayuda un equipo formativo formado por el rector un formador y el director espiritual.