La formación de los futuros sacerdotes se enmarca dentro de unos criterios fundamentales, entre los cuales destaca la sensibilidad social. Un sacerdote diocesano debe desarrollar la sensibilidad por la cercanía con los excluidos de la sociedad, manifestando con ello la cercanía de Cristo Pastor y compañero de camino. Por esta razón, la presencia del seminario en Caritas diocesana constituye un verdadero ejercicio formativo.
Actualmente la mayoría de seminaristas se encuentran de un modo u otro vinculados a proyectos de Caritas, participando en las acogidas a las personas vulnerables, tomando parte activa, en proyectos de apoyo escolar, de castellano, cursos de computación, etc.
La vida del seminarista no se agota en las celebraciones litúrgicas y en la vida espiritual, su formación debe necesariamente desembocar en un afán pastoral determinado por la capacidad de servicio y de entrega, precisamente a aquellos que sienten en su vida y en su historia, el abandono de las instituciones.
Los pobres, los migrantes, los excluidos, lo que sufren, los enfermos, los ancianos, los que viven en soledad, las personas en dependencia, constituyen verdaderos lugares teológicos, donde la revelación de Dios se encarna para redimir todo lo que en ellos pueda ser reconocido como oportunidad para mostrar el amor de Dios en medio de la historia.
David A Garrido Perero