Día del seminario

SACERDOTES AL SERVICIO DE UNA IGLESIA EN CAMINO

El próximo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Virgen María, se celebra el Día del Seminario. Este año bajo el lema, «Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino». 

La Subcomisión Episcopal para los Seminarios ha elaborado los materiales para apoyar la celebración de esta Jornada, que cada año se presenta como una ocasión para pedir, dar gracias y mostrar nuestra cercanía con los seminaristas, sus formadores y las vocaciones sacerdotales.

«Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino», lema de este año

El lema del Día del Seminario 2022 se inspira en el proceso sinodal en el que está inmersa la Iglesia. Así se explica en la reflexion teológica que se incluye entre los materiales. Y matiza, «el Sínodo universal en el que nos encontramos nos hace a todos ponernos en camino juntos».

Junto al Sínodo, dos palabras: sacerdotes y servicio. Sacerdotes, en plural, «recordándonos el sentido del seminario y llamándonos a acrecentar nuestra fraternidad. Los sacerdotes no hemos sido llamados para estar solos. El seminario nos enseña la importancia de la comunidad y la necesidad de vivir una sana fraternidad».

Además, se presenta la vocación sacerdotal como servicio. En el seminario, «los seminaristas aprenden a vivir el servicio y a servir a los hermanos, como parte integrante y fundamental de la vocación. Los intereses egoístas y el provecho propio han de desterrarse y deben dejar lugar al desarrollo de una vocación recibida para ser entregada. Solo desde la entrega la vocación recibe todo su sentido».

Y resume, «si decíamos que el ejemplo de la fraternidad sacerdotal constituye un impulso para los jóvenes que se plantean la vocación sacerdotal, también podemos afirmar que el testimonio de una vida entregada en el servicio infunde ánimos en el corazón de los jóvenes, deseosos de entregarse por completo a una tarea apasionante».  

El pasado domingo 25 de septiembre, Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, se celebró en la parroquia de San Luis Beltrán de Bilbao la misa de inicio de curso de las comunidades china, africana y latinoamericana. La misa estuvo presidida por el vicario general Kerman López y acompañada por los sacerdotes que asisten a cada una de las comunidades, pero también por otros sacerdotes que quisieron estar presentes en esta celebración intercultural.

Fue una celebración que reflejó la pluralidad de la Iglesia universal, pero también la de la Iglesia local de Vizcaya que, como dijo el vicario general, en esa celebración se mostraba sus 1000 colores. 1000 kolore que es uno de los lemas del Goazen, con el que se inauguró el curso pastoral 2022 – 2023 en la diócesis, el día anterior 24 de septiembre.

Pero la celebración no fue sólo una muestra de la pluralidad de la Iglesia, sino que también fue “la fuerza del testimonio – lekuan lekuko” (lema del VI Plan de Evangelización de la diócesis) un testimonio de que Dios nos llama, nos sigue llamando a la fe, al encuentro con Él, y nos llama a vivir la vocación que quiere para cada uno de nosotros, a vivir con alegría el Evangelio y a transformar nuestras comunidades según el mensaje de Cristo.

Vocaciones que también son al sacerdocio, por lo que desde aquí animo a que si conocemos a alguien que pueda tener esta vocación, lo animemos a descubrir si realmente Dios lo llama a una vida de servicio desde el ser sacerdote.

Me despido por ahora con el deseo de que vivamos un curso feliz, lleno de alegría, de fe, esperanza y caridad, y de que nos podamos encontrar a lo largo de él en diferentes lugares y momentos para llenar de color nuestras vidas y la de los demás.

Un fuerte abrazo

Mario Díaz Bravo

Seminarista de tercera fase

“En todo amar y servir” en esta frase San Ignacio de Loyola se puede resumir mi verano. En este verano desde nuestro seminario Diocesano se me animo a participar en diversas actividades para que creciera en amor y caridad con el prójimo.

“En todo amar y servir”

He podido estar con unos jóvenes de la zona de Sopelana y de Plencia en Ozaeta. Un momento para vivir con jóvenes y monitores de la experiencia del amor de Dios. Tanto los jóvenes como los monitores me han enseñado a que recibe más el que da que el que se queda sentado esperando.

Taizée… conocer a hermanos de otras confesiones

También he podido vivir la experiencia de Taizée. Un lugar ecuménico en Francia donde cristianos de diferentes confesiones se juntan para rezar y trabajar. Esta experiencia ha sido para mí muy rica y me ha permitido conocer a hermanos de otras confesiones. Como anécdota puedo decir que puede hacer de traductor en un grupo de biblia, compuesto no sólo por cristianos sino también por musulmanes. Este momento me ha enseñado que todo somos hermanos de una misma familia, en la que la figura de Abraham como padre nos une más de lo que yo podía saber.

… mi amor por ellos en medio de lo cotidiano de cada día a crecido y ha ido madurando.

Por otro lado estuve con mi familia. En este contesto familiar he podido vivir de esa frase de la que hablaba antes: “En todo amar y servir”. Digo esto por que en este tiempo al servicio y ayuda de mis padres, mi amor por ellos en medio de lo cotidiano de cada día a crecido y ha ido madurando.

las hijas de Madre Teresa de Calcuta…

Por último señalará de este verano mi experiencia con las misioneras de la caridad. En el centro de Madrid, cerca de Madrid Río hay una humilde casa donde las hijas de Madre Teresa de Calcuta acogen a lo despreciado de la sociedad, pero queridos e hijos predilectos del Señor. En este ambiente de servicio es podido ver y tocar el cuerpo herido y enfermo de Cristo reflejado en los mendigos y en los enfermos de VIH.

  

Pues este ha sido mi verano que he querido llamar: “En todo amar y servir”.

El pasado sábado 25 de junio tuvo lugar en la Catedral de Santiago la ordenación sacerdotal de Jaime Pizarro y Txomin Alonso. A continuación se presenta la acción de gracias que realizaron al terminar la celebración.

 

ACCIÓN DE GRACIAS 

Estimado Obispo de Bilbao, hermanos presbíteros, queridos diáconos, erlijioso maiteak, eliz arduradun laiko agurgarriak, fedean eta maitasunean anai-arrebok, lagun maiteak, mila esker Jaime eta bioi ospakizun honetan laguntzagatik.

Al llegar al final de esta celebración, queremos empezar dando gracias a Dios que pensó, nos propuso y nos acompaña en esta aventura vocacional. Sin Él todo lo que hemos celebrado hoy no tendría sentido, y por eso hemos escogido el lema de “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante”.

Por ello, como comunidad cristiana que sois, queremos pediros que no dejéis de rezar por nosotros para que correspondamos, en la medida de lo posible, a todo esto que hoy hemos recibido. También queremos dar gracias a toda la Iglesia, a la comunidad cristiana con la que caminamos, porque en ella hemos sido acompañados por Dios y hemos recibido la ayuda para crecer, encontrarnos con Cristo y unirnos a Él.

Tal y como nos indicaba el Obispo en la Carta Pastoral de Cuaresma y Pascua, queremos, desde el ministerio presbiteral,  caminar junto a las personas de la comunidad cuidándonos mutuamente, y fortalecer los lazos de afecto mutuo que hacen a una sociedad verdaderamente humana. Además, cómo plantea el Documento Preparatorio del Sínodo, favorecer que en las comunidades y en las personas germinen sueños a la vez que estimulamos la confianza. ¿Cómo?

Una propuesta es vivir y favorecer la opción preferencial por los pobres desde el samaritanismo completo. Esto es, acercarse, curar y cuidar al apaleado… sin dejar al posadero endeudado.

Como plantea el Papa Francisco en la Encíclica sobre la fraternidad y amistad social, Fratelli tutti, se trataría de volverme prójimo de los otros (n. 81). Ahora bien, tanto de los apaleados de la historia, como de los hospederos que ayudan a ayudar en la historia.

Así, como hizo el samaritano con el posadero, la cuestión es que dejen de ser considerados como simples recursos para el desarrollo de planes o de acciones solidarias comunitarias; para ser reconocidos como seres humanos libres que generan libertad.

Además, a un samaritano que asume riesgos y que, a tiempo; incluso antes de producirse; atiende los gastos, desgastes y disgustos de quienes le van a ayudar a ayudar, aunque no sean de su grupo, y que confía en cómo saben curar: ¿Cómo no acogerle, cómo negarle la voz y la toma de decisiones en la comunidad? No estará haciendo realidad eso de que Dios es amar.

Gracias por habernos acompañado en este camino. Nos seguimos viendo en el camino y la verdad y la vida.