Muchas personas dicen que ser cristiano es ser de otro siglo, es dejar de tener vida, vivir bajo normas, no ser libre, y estar atado en todo lo que quieres hacer, decir o pensar; porque te lo limita tu creencia. Cuando el ser cristiano, es otra cosa, es vivir la vida al límite, es levantarse cada día con un propósito nuevo, es estar en una constante batalla por ser más feliz, luchar cada día por ser mejor persona, buscar una superación compartida, caminar siempre con otros, ser cristiano es tener esa llama que no se apaga, que busca encender nuevos corazones.

 

“os haré pescadores de hombres” (Mc 1, 14-20).

Ya en la escritura lo dice Jesús, “os haré pescadores de hombres” (Mc 1, 14-20), “felices los…” bienaventuranzas (Mt 5), “mi yugo es llevadero” (Mt 11, 28-30), “ven y sígueme” (Lc 18:22). Pero frente a todo este llamado, ¿cuál es la razón principal que nos lleva a seguirlo? “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos y vosotros sois mis amigos” (Jn 15, 9-17), es precisamente ese el motor que al cristiano le lleva a levantarse, que alguien le ama sin reserva alguna, que alguien quiere que él sea feliz, y que todo lo que te invita a vivir es porque Él lo ha vivido y sabe que no hay mejor camino para alcanzar la felicidad.

Pero ¿cuál ese camino que él nos enseñó para alcanzar esa felicidad? Pues el te llama a escucharlo, es decir, a entrar en esa íntima relación de amor trinitario, por medio de la oración, empezar el día poniendo todo en manos de Él; después hacer lo que diariamente te corresponde de la forma más perfecta, amar a los que te rodean viendo en cada uno a Jesús; luego buscar en el día hacer obras de caridad; sonreír viendo todo lo bueno y positivo de la creación y de todos con los que compartimos durante el día; participar de los sacramentos (confesión y Eucaristía).

 

Seamos esos fuegos que arden de amor

 

Así que amigo y amiga cristiana, no tengas miedo decir y manifestar lo que eres, porque ser cristiano significa empezar a vivir el cielo en la tierra, empezar a sentir el amor pleno en este mundo, a mirar la vida con ilusión, y a buscar siempre un motivo para estar más cerca de Dios. Seamos esos fuegos que arden de amor y que busca encender a otros con esa misma llama.